En el silencio inerte de la noche,
en la soledad eterna
de estar sin ti.
En los miedos construidos de niña
y las ganas constantes por salir.
En los sueños movedizos
de tierra
y la falta de fuerzas
para seguir.
La locura desmedida revienta
y las preguntas se apoderan de mí.
La burla de impotencia se asienta
y por la noche no me deja dormir.
Los besos secos de ayeres
y las ansías de ver, desde aquí,
la esperanza de las noches mejores,
en donde la angustia me deje vivir.
Susurros de amores a medias
y nostalgia de las risas sin fin.
Rebusco entre los escombros
de arena
lo que me ata a ti.
Pienso y pienso,
sin nadie.
Lloro y río,
porque sí.
Y la noche,
la noche se queda,
para perderme completamente en ella
y dejarla que se adueñe de mí.
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