miércoles, 9 de junio de 2010

¿Me quedaré sola?

Después de algunos amores fallidos, desilusiones aniquiladoras y un tiempo prudente estando sola decidí ponerme a pensar en las cualidades que tiene que tener el hombre que necesito. Una amiga me contó una vez que había hecho una lista y “Dios me lo mandó igualito”; otra, me dijo que había pedido que cuando le llegara su one, este debía tener una placa de metal en el brazo. Conoció a un francés divino y se hicieron novios. Al cabo de un tiempo se enteró que este europeo tenía, efectivamente, un metalcito debajo de la piel.

¿Cuentos locos? ¿Uno en un millón? Yo no sé. Decidí creer, quizás por mi espíritu siempre romántico y mis ganas de ser cualquiera de las princesas de Disney. Pensé y pensé hasta saqué una hoja amarilla y un lapicero negro y empecé a describir a my one.

Yo quiero un hombre que ante todo se muera de amor por mí. Que se derrita lentamente con mirarme. Que no se aguante las ganas de decirme que me ama. Que me llame a contarme bobadas. Que su voz sea lo último que escuche por las noches y lo primero en las mañanas.

Yo quiero un hombre que sea fiel. Suficiente con los perros. Un tipo que no busque a otras porque conmigo lo tiene todo. Un man que sepa lo que tiene y lo valore. Que sea honesto y que, no importa qué tan fea, me diga siempre la verdad.

Yo quiero un hombre que tenga un excelente sentido del humor. Que se ría de mis chistes bobos y que me haga reír con los suyos. Alguien con quien, así sea viendo televisión, lo pase increíble.

Yo quiero un hombre que sea inteligente. Que tenga metas claras y que sepa lo que quiere. Que sea echado pa´adelante para que yo no tenga que empujarlo. Que se mantenga positivo y que sepa enfrentar las adversidades.

Yo quiero un hombre que se derrita por los niños. Que quiera tener los suyos propios pero que sea especial con los de los demás. Un hombre que no tenga miedo de tirarse al piso para jugar con ellos. Que no le importe mancharse la camisa con pinturas y plastilina.

Yo quiero un hombre que sea romántico. Que me diga al oído que lo traigo loco. Que le grite al mundo que consiguió a quien tanto había esperado. Que sea considerado y tenga en cuenta mis sentimientos. Que me respete, ante todo. Que considere nuestra relación una prioridad.

Yo quiero un hombre tolerante. Que vea nuestras diferencias como enriquecedoras. Que no se desespere con mis ocasionales berrinches de niña chiquita y que sepa sobrellevar mi intensidad y mis rasguitos obsesivos. Que me quiera como soy y me acepte así tal cual.

Yo quiero un hombre que sea estable. Que aunque tenga sus ups and downs, como todo el mundo, no se me enloquezca o me deje tirada por un arranque. Lo quiero constante, que me demuestre siempre que me adora y que está pensando en mí.

Yo quiero un hombre al que le guste la música. No tiene que ser cantante o bailarín profesional. Solo que la disfrute. Que me dedique canciones porque describen lo que él realmente siente y no porque están de moda. Que me escriba también cartas de amor. Tampoco pido que sea un poeta. Con que me escriba cositas tiernas está bien.

Yo quiero un hombre que sea tierno y que me consienta hasta más no poder. Que también se deje consentir. Un hombre que me abrace por las noches y me bese porque sí. Que me ponga sobrenombres de esos cursis que uno inventa cuando está enamorado. Que deje que yo también le diga algunos. Que sea amoroso siempre, siempre, siempre.

Yo quiero un hombre que sea familiar. Que considere a su familia lo más importante. Que yo no tenga que obligarlo para que llame a su mamá. Que no quiera vivir tampoco metido en la casa de sus padres. Que quiera a mi familia como a la propia. Que se lleve bien con mis papás, con mis hermanos y hasta con mis perritas, si es posible.

Yo quiero un hombre que se entienda con mis amigas. Que ellas lo aprueben y me digan “este sí es”. Que no me haga sufrir por bobadas y que entienda que si lo hace, a ellas les va a molestar.

Yo quiero un hombre que no se asuste con el amor que le profeso. Por el contrario, que lo disfrute y que considere importante todo lo que hago por él.

Yo quiero un hombre al que le encante viajar. Que se aventure a recorrer el mundo conmigo. Que respete y valore las diferentes culturas y religiones. Que le gusten los idiomas y tenga interés por aprenderlos. Un hombre que sea culto.

Yo quiero un hombre que tenga un estilo de vida similar al mío. Que tenga excelentes modales. Que sea un caballero. Que no tenga vicios. Que sea sano y dado a que soy excesivamente asquienta, que sea limpio.

Yo quiero un hombre que sea filántropo. Que realmente se preocupe por los demás. Que no le duela meterse la mano al bolsillo para ayudar a aquellos que lo necesitan.

Yo quiero un hombre que sea sensible. Que no le de miedo mostrarme sus sentimiento o llorar en mis brazos. Un hombre que no tema emocionarse demasiado. Que pueda contarme lo que siente, lo que piensa. Que confíe en mí.

Yo quiero un hombre que tenga facilidad para pedir perdón. Que sepa admitir cuando actuó mal. Que no sea ni orgulloso, ni rencoroso, ni vengativo.

Yo quiero un hombre que crea en mí y en mis sueños. Alguien con quien pueda crecer tomados de la mano. Que él me impulsé a mí y que yo lo impulse a él.

Yo quiero un hombre que tenga unos ojos coquetos y una sonrisa traviesa. Del físico no pido más.

¿Será que estoy siendo muy exigente? ¿Me esperará él como tanto yo lo he esperado? Este es el que ES y todos los demás son nada más por el ratico.

¿Ese hombre si existirá? Más le vale que sí, porque si no, inevitablemente, me quedaré sola. Yo de esa lista ya no me bajo.