lunes, 27 de junio de 2011

Yo creo

Yo creo que hay que soñar. Que hay que darle riendas sueltas a la imaginación . Que hay que imaginarse todas esas cosas que uno quiere. Hay, también, que visualizarlas y desearlas con todas las fuerzas. Hay que tener la certeza de que los sueños se hacen realidad. Que, en ocasiones, se demoran o toman vías alternas, pero llegan. A los sueños hay que cultivarlos, hay que adorarlos, hay que tenerles fe. Hay que saber que, cuando uno realmente quiere algo hay que tener paciencia y ganas. Hay que estar en la disposición de que, cuando se hagan realidad, abramos las puertas para que nuevos sueños puedan entrar.

Yo creo que hay que amar. Sí, hay que amar con locura. Como si jamás hubiéramos sufrido, como si jamás nos hubieran herido. Hay que amar, como aman los niños: con inocencia e intensamente. Hay que amar, porque el amor, es la fuerza inmensa que todo lo sana, todo lo logra, todo lo alcanza. Hay que amar, incluso cuando sentimos que ya no podemos. Hay que hacerlo todo en nombre del amor. Hay que creer firmemente que, tarde o temprano, el amor sale vencedor. Que sin importar los corazones rotos, los dolores y decepciones siempre hay una nueva oportunidad de amar.

Yo creo que hay que aprender. Hay que saber que todo es un proceso. Que las derrotas y los triunfos valen por igual. Que no hay mal que por bien no venga, y que todo, al final del camino, es por y para nuestro aprendizaje. Hay que confiar que en los momentos de oscuridad máxima la luz está llegando. Que los demás viven también su propio proceso y que hay que respetarlos. Hay que buscar en el interior propio porque ahí yacen todas las respuestas que estamos buscando por fuera.

Yo creo que hay que perdonar. Hay que aceptar que los otros, como nosotros, cometemos errores. Que vamos a encontrarnos con situaciones dolorosas. Que, a veces, vamos a odiar y a llenarnos de rabia inmensa. Hay que soltar todos esos momentos de angustia, de desconsuelo, y dejarlos ir para siempre. Hay que dar otras oportunidades. Y cuando ya las hemos agotado todas, hay que perdonar con el alma. No, no por ellos. Hay que hacerlo por nosotros mismos. Porque, en últimas, el rencor solo le hace daño a quien lo siente.

Yo creo que hay que disfrutar. Hay que tener claro que la vida es una sola y que hay que saborearla al máximo. Hay que intentarlo todo para ser felices. Hay que ver lo hermoso en las pequeñas cosas. Hay que vivir en el ahora, porque ni el pasado ni el futuro están presentes. Pienso que hay que aprovechar las oportunidades, que hay que sonreír con ganas, que hay que bailar con pasión. Hay que vivir cada instante como si fuera, no el último, sino el primero: como si absolutamente todo fuera mágico y nuevo. Hay que emocionarse y sorprenderse.

Yo creo que hay que dar gracias. Hay que ser agradecidos porque la gratitud es la llave que abre todas las puertas. Es decirle al universo que nos sentimos afortunados y dichosos y que estamos dispuestos a recibir más. Hay que dar gracias por los seres amados, por los momentos vividos, por lo que tenemos. También por todo lo que perdimos, por lo que nos dolió, por lo que nos defraudó. Hay que llenar cada espacio con gratitud. Hay que apreciar cada nuevo día, porque con él llegan, también, nuevas cosas hermosas.

Yo creo en ti. Sí, en ti que estás leyendo todas esas cosas en las que yo creo. Yo creo que eres capaz de hacer realidad todos tus sueños, de obtener todo lo que deseas y de vivir la vida que deseas vivir. Yo creo que si te permites amar, el amor te llenará el alma de alegrías. Yo creo que el aprendizaje que queda con cada uno de tus procesos de vida es invaluable. Yo creo que podrás perdonar y que con eso te quitarás un enorme peso de encima. Yo creo que sabrás disfrutar las pequeñas grandes cosas de la vida. Yo creo que serás agradecido y que, así, seguirás recibiendo cada vez más bendiciones. Yo creo que serás capaz de hacerlo todo, de lograrlo todo, de poderlo todo, solo si tú también crees.